miércoles, 9 de julio de 2014

Aprendizaje por la observación o modelado
Albert Bandura
                                                               
Las experimentaciones que Bandura realizó en su época, nos pueden hacer reflexionar acerca de las consecuencias de no controlar adecuadamente las informaciones que llegan hasta nuestros hijos, y también nos puede indicar algunas de las razones por las cuales observamos la vida desde donde la observamos.


De los cientos de estudios de Bandura, un grupo se alza por encima de los demás, los estudios del muñeco bobo. Lo hizo a partir de una película de uno de sus estudiantes, donde una joven estudiante solo pegaba a un muñeco bobo. En caso de que no lo sepan, un muñeco bobo es una criatura hinchable en forma de huevo con cierto peso en su base que hace que se tambalee cuando le pegamos. 
La joven pegaba al muñeco, gritando ¡estúpidooooo! Le pegaba, se sentaba encima de él, le daba con un martillo y demás acciones gritando varias frases agresivas. Bandura les enseñó la película a un grupo de niños de guardería que, como podrán suponer ustedes, saltaron de alegría al verla. Posteriormente se les dejó jugar. En el salón de juegos, por supuesto, había varios observadores con bolígrafos y carpetas, un muñeco bobo nuevo y algunos pequeños martillos.
Y ustedes podrán predecir lo que los observadores anotaron: un gran coro de niños golpeando a descaro al muñeco bobo. Le pegaban gritando ¡estúpidooooo!, se sentaron sobre él, le pegaron con martillos y demás. En otras palabras, imitaron.
Esto podría parecer un experimento con poco de aportación en principio, pero consideremos un momento: estos niños cambiaron su comportamiento ¡sin que hubiese inicialmente un refuerzo dirigido a explotar dicho comportamiento! Bandura llamó al fenómeno aprendizaje por la observación o modelado.
Bandura llevó a cabo un largo número de variaciones sobre el estudio en cuestión: el modelo era recompensado o castigado de diversas formas de diferentes maneras; los niños eran recompensados por sus imitaciones; el modelo se cambiaba por otro menos atractivo o menos prestigioso y así sucesivamente. En respuesta a la crítica de que el muñeco bobo estaba hecho para ser “pegado”, Bandura incluso rodó una película donde una chica pegaba a un payaso de verdad. Cuando los niños fueron conducidos al otro cuarto de juegos, encontraron lo que andaban buscando ¡un payaso real! Procedieron a darle patadas, golpearle, darle con un martillo, etc. 

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