miércoles, 20 de agosto de 2014

La llegada de la televisión en las Islas Fiyi provocó la aparición de la anorexia entre la población juvenil.

Un estudio muestra el impacto de la televisión en la anorexia y la bulimia.

 La República de Fiyi ha resultado un laboratorio de excepción para estudiar el impacto de la televisión en los hábitos alimentarios de los jóvenes. Anne Becker, profesora de Antropología de la escuela Médica de Harvard que ha estudiado los hábitos alimentarios en Fiyi desde 1988, dijo que, desde la llegada de la televisión a este archipiélago de Oceanía en 1995, ha habido un aumento notorio de comportamientos anoréxicos y bulímicos.

Según Becker, en una encuesta realizada en 1998, exactamente 38 meses después de que comenzara a transmitir su señal el primer y único canal de televisión en Fiyi, un 74% de las niñas del país dijeron sentirse “muy corpulentas o gordas”. La programación del canal consiste en series británicas, australianas y estadounidenses, como Seinfeld, ER, Melrose Place y Sensación de vivir entre otras. “Un 15% de las niñas entrevistadas dijeron que habían recurrido al vómito como medida para controlar su peso”, asegura Becker.

Tradicionalmente, la gente de Fiyi ha preferido y valorado, tanto entre los hombres como en las mujeres, lo que Becker describe como “un cuerpo robusto o musculoso”. La frase “aumentaste de peso” siempre fue considera un piropo entre la gente de estas islas, mientras que una pérdida de peso era visto como un problema de salud preocupante. En Fiyi, los invitados a cenar deben comer lo más que puedan, de acuerdo con las reglas de buenos modales. Para los oriundos de este país, “tener las piernas flacas” era un insulto


Bellezas occidentales

Los habitantes de Fiyi tuvieron acceso a servicios de energía eléctrica en el año 1985. Y ahora, con la introducción de la televisión en los hogares, las jóvenes adolescentes están más en contacto que nunca con los “modelos de belleza occidentales”. Hoy día, las jóvenes de este país ya no sueñan con parecerse a sus madres y tías, sino que quieren ser altas y flacas como Heather Locklear, una de las protagonistas de Melrose Place, serie que también se sigue en los hogares españoles.


Según desveló el estudio llevado a cabo por Becker, directora del Centro de Investigación de Trastornos de la Alimentación de la Escuela de Medicina de Harvard, cada vez es más común que las adolescentes de Fiyi se sientan “gordas y deprimidas porque quieren bajar de peso”. Becker y su equipo de notaron “un cambio” en los últimos tres años, en lo que respecta a la percepción de imagen corporal y, consecuentemente, los hábitos alimentarios.

El trabajo de campo comenzó en 1995, un mes después de que comenzara la transmisión de televisión en las islas Fiyi. Becker y sus colegas entrevistaron a 63 niñas de diversos institutos, con una edad media de 17 años.

Tres años más tarde, los investigadores entrevistaron a otro grupo (esta vez de 65 niñas) procedentes de los mismos centros educativos y con las mismas características de edad y peso que el grupo original.

En las entrevistas de 1998, las niñas que dijeron mirar televisión tres o más noches por semana tenían un 50% más de probabilidad de sentirse “corpulentas o gordas”, y un 30% más de probabilidad de hacer dieta que aquellas que no seguían la televisión con tanta asiduidad.

“Antes de 1995, en este país no se hablaba de hacer régimen”, explica Becker. “La noción de calorías era desconocida ”.Sin embargo, en las encuestas  de 1998, ya un 69% de la niñas dijo haber seguido una dieta, un porcentaje mayor que el de las niñas estadounidenses que se someten a un régimen a esa edad.

“Espero que esto sea como en el siglo XIX, cuando los británicos vinieron a Fiyi y trajeron el sarampión, que fue una plaga tremenda”, advierte Becker. Según la científica de Harvard, “ en el siglo XX, la televisión es otro patógeno que exporta las imágenes y los valores de las culturas occidentales”.

El estudio recibió críticas por parte de algunos académicos, entre ellos Marshall Sahlins, profesor de Antropología en la Universidad de Chicago. Según Sahlins, él duda de que la televisión sea “la única causa” en los cambios de percepción de imagen corporal, que conducen a la anorexia y la bulimia entre las niñas de Fiyi.


Lo cierto es que los expertos coinciden en que los trastornos son propios de sociedades desarrolladas, y hasta ahora no parece afectar a poblaciones más pobres y aisladas de los patrones occidentales.

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